Ruta desde el este a Bled: Vojnik, Vitanje, Slovenj Gradec, Kamnik y Bled

Ruta desde el este de Eslovenia a Bled: en esta segunda etapa por el país verde nos trasladamos a Bled en un recorrido por pintorescas localidades.

Te cuento qué ver en Vojnik, Vitanje, Slovenj Gradec, Kamnik y Bled, ¡ahí es nada!

Nuestro viaje de 16 días por Eslovenia en coche de alquiler comenzó días antes en el este del país visitando pequeñas joyas como Pjuj, Maribor y Celje. Si estás por la zona, no puedes perdértelas. 

Viajamos en pandemia por coronavirus y, a pesar de eso, nos encontramos con precios relativamente altos en los alojamientos. Tal y como hicimos los días previos, decidimos escoger lugares estratégicos donde pasar varios días.

Nos alojamos en un apartamento que reservamos a través de Airbnb (Comfortable Farmhouse Breg, 4274 Zirovnica, Breg). Habíamos reservado un apartamento pequeño, pero nos pasaron a uno de 3 habitaciones, 3 baños, salón-comedor y terraza con acceso al jardín. Nos comentaron que decidieron cambiarnos porque teníamos una reserva larga y no tenían plena ocupación. La verdad es que el sitio es una pasada y cuenta con todo lo necesario (también con lavadora y secadora). Pagamos 440€ por 7 noches (28€ de impuesto municipal no incluido).

Aprovechando el desplazamiento a Bled, decidimos dedicar ese día a hacer visitar algunos lugares que nos parecían interesantes.

La primera parada se la dedicamos a Vojnik, a poco más de 50 kilómetros de Maribor.

Si estás de paso por la zona, una parada corta en Vojnik puede ser agradable.

Apenas 8.500 personas residen en esta localidad de la baja Estiria, conocida en la zona por su hospital psiquiátrico (debe ser de los más populares del país, no me preguntes por qué).

Probablemente la construcción más importante de Vojnik, aunque solo sea por su antigüedad. Este edificio de estilo neorrománico, visible casi desde cualquier punto del municipio, data de 1899.

Vojnik es conocida por organizar la exposición de belenes más grande de Europa. Durante el mes de diciembre y hasta el 2 de enero se puede visitar la muestra y participar en la amplia programación de actividades entorno a esta tradición.

De estilo gótico, la iglesia de San Florian me resultó especialmente bonita quizá por esa combinación de colores y diseño tan original.

Lo dicho: Vojnik no tiene mucho que ver, pero puede ser una parada agradable (especialmente si el tiempo acompaña).

15 minutos separan Vitanje de Vojnik, una de las poblaciones más pequeñas del país (apenas 2.400 personas).

Vitanje tiene el encanto rural esloveno, eso que esperas encontrar cuando piensas en una ruta de paisaje.

Tan solo el 16% de la población de Vitanje trabaja en la localidad. Se dice que continúan viviendo allí, a pesar de no disponer de núcleos de trabajo, por la conocida como “terquedad de Pohorje”

Esta curiosa construcción que recuerda a una estación espacial (o a un platillo volante) rinde homenaje a Herman Potočnik Noordung (1892-1929), influyente ingeniero esloveno pionero en astronáutica.

También conocido como KSVET, el museo acoge una exposición permanente de Noordung, además de muestras itinerantes y un planetario digital.

Aprovechamos a comer allí, en el restaurante de al lado del KSEVT, y comimos bueno y barato.

En el centro de Vitanje se encuentra la iglesia parroquial dedicada a los apóstoles Pedro y Pablo. Es conocida como “la iglesia de invierno” ya que celebra misa desde Todos los Santos (noviembre) hasta Pascua.

Pasada la Pascua el culto se traslada a María Auxiliadora.

Esta iglesia es realmente bonita. Es la suma perfecta de ubicación y construcción. Levantada en lo alto de una colina, es un buen lugar para ver el pueblo con cierta perspectiva y sacar algunas fotos.

De mediados del siglo XVIII, es la iglesia más moderna de la parroquia de Vitanj.

Continuamos el camino hacia Slovenj Gradec.

Pocos kilómetros la separan de la frontera de Austria y casi 3o minutos de Vitanje.

Más que la ciudad en sí, que no destaca especialmente sobre otras, lo realmente bonito de este lugar es el camino hasta él.

La carretera se nos hizo un poco pesada, seguramente más por la tormenta que nos cayó que por la dificultad de la misma. Aún con todo, según vimos un rayo de luz paramos a fotografiar el paisaje.

Está ubicada en un callejón de la calle principal, en el centro histórico. Gótica por fuera, en su interior mezcla estilos arquitectónicos, predominando el barroco.

Puedes aparcar en el parking de entrada a la ciudad por un máximo de 2 horas poniendo la hora de estacionamiento.

Siguiente parada: kamnik.

Continuamos la ruta en dirección a Bled, donde pasaremos varios días recorriendo la zona.

Cerca de hora y media en coche separa Slovenj Gradec de Kamnik. Kamnik es uno de los imprescindibles de Eslovenia, da gusto pasear por sus calles.

Esta ciudad medieval fue sede comercial de la zona, además de importante núcleo artesano. Su historia la convierte en una de las ciudades más antiguas de Eslovenia.

Ubicada en pleno caso antiguo, esta iglesia color pastel de mediados del siglo XVIII tiene algo peculiar: su campanario es una construcción aparte. Visible desde la calle principal, Sutna, merece una parada.

Además de la iglesia y su campanario, en Sutna puedes contemplar preciosos edificios históricos. Entre ellos, la casa natal de Rudolf Maister, de quien te hablé en la entrada sobre Maribor y el este de Eslovenia.

Conocido como el pequeño castillo, esta construcción del siglo XI se levanta en una pequeña colina a la entrada de la ciudad.

Apenas queda en pie una pequeña capilla romana, pero merece la pena acercarse a conocer este símbolo de Kamnik.

El castillo viejo, como es popularmente conocido, encierra mucha historia y muchas historias. Originalmente levantado en el siglo XIV y reconstruido un siglo después, fue gravemente dañado en el terremoto que asoló la zona en 1511.

Centro de acogida para personas refugiadas, internado, edificio residencial, apartamentos turísticos… El castillo Zaprice ha servido prácticamente de todo hasta 1961, cuando se convirtió en museo.

El Museo Intermunicipal de Kamnik acoge colecciones de historia del arte, arqueología y etnología, además de eventos varios.

El precio de la entrada al museo y la galería es de 3€.

Vale la pena acercarse: desde este lugar se tienen las mejores vistas de Kamnik.

Llegamos a la joya de la corona. Lo cierto es que el primer día que llegamos a esta zona del país fuimos a ver el atardecer al lago Bled, así que algo ya conocíamos.

Si te soy sincera, creo que Bled es uno de esos lugares sobrevalorados que te encuentras viajando. No digo que no tenga encanto y que no merezca una visita, sino que la popularidad que le rodea sobrepasa lo que en realidad ofrece.

El pueblo se ha convertido en una feria del turismo donde apenas hay más que alojamientos y tiendas de suvenires, además de que todo es absurdamente caro.

Quizá que todo tenga un precio (alto) en Bled influye en la opinión que tengo del lugar, no lo sé. Te diré que 1 hora de parking en uno de los estacionamientos al borde del lago equivale a 3€.

No sé a ti, pero a mí estos abusos me irritan y consiguen afear mi imagen sobre el sitio.

Más allá de todas estas consideraciones, y pasando al lado positivo de Bled, la postal es verdaderamente bonita. Agua color turquesa, los Alpes Julianos de fondo, la icónica isla con la iglesia de la Asunción, el castillo vigilante en lo alto…

Puedes disfrutar del lago recorriendo los 6 kilómetros de paseo, en barca o dándote un baño. Para amantes del SUP: se alquilan equipos.

Es posible acceder a la isla en una de las góndolas que salen desde los 5 embarcaderos que rodean el lago o alquilando por tu cuenta un bote de remos. La estancia en la isla es gratuita (y de tiempo limitado si vas en góndola), pero la entrada a la iglesia de la Asunción no.

Además de por el lago, Bled es conocida por su castillo. Este popular castillo llama especialmente la atención por su ubicación: se alza a 130 metros de altura sobre un acantilado.

Levantado con fines defensivos, data de inicios del siglo XI. Tiene un patio interior que acoge eventos culturales, además de un museo donde empaparse de la historia de Bled.

Aunque no tengas intención de entrar al castillo, como fue nuestro caso, te recomiendo que te acerques hasta allí para contemplar las vistas.

La entrada al castillo cuesta 11€ y el parking 3€ con un límite de 2 horas.

Una buena idea para completar una visita a Bled con algo de naturaleza y deporte es practicar alguna de las actividades que se ofertan en los alrededores: rafting, kayak, trekking, escalada…

No te pierdas el atardecer en el lago. Puedes hacerlo a pie de paseo o desde alguno de los miradores que ganan altura. Si viajas en temporada alta: coge sitio con antelación.

Con este precioso atardecer en Bled termina esta entrada. Las siguientes jornadas se las dedicaremos a la Reserva Natural de Zelenci y el Lago Jasna, ¡no te lo pierdas!

Recuerda que puedes plantear dudas, sugerencias o lo que te apetezca en la sección de comentarios de la entrada; se agradece el feed-back 😉