Jerusalén en dos días: recorriendo los rincones imprescindibles de la Ciudad Vieja

Si hay algún lugar de especial interés histórico tanto para Oriente como para Occidente, ese es, sin duda, Jerusalén. El destino imprescindible e imperdible de cualquier viaje a Israel y Palestina.

Aunque las dimensiones de la Ciudad Vieja no lleguen a un kilómetro cuadrado, hay muchísimo que visitar: podrías pasar una semana entera y no salir del recinto amurallado. Pero no te preocupes si no tienes mucho tiempo, a lo largo de esta entrada te contamos qué lugares imprescindibles ver en Jerusalén en dos días completos.

• Habitada desde hace más de 4 milenios, es una de las ciudades más antiguas del mundo.
• Lugar sagrado y referencial para las tres principales religiones monoteístas. Muchas narraciones y acontecimientos que componen el credo judío, cristiano y musulmán se han desarrollado en esta ciudad.
• Compartida, disputada y conquistada  a lo largo de la historia por las principales civilizaciones de Oriente y Occidente.
• A día de hoy, tanto Israel como Palestina, la reclaman como su capital. Desde 1949 hasta 1980, la ciudad estuvo dividida en dos (el oeste bajo control de Israel y el este bajo control de Jordania). Con el fin de la Guerra de los Seis Días el gobierno israelí se anexionó la totalidad de la ciudad, contraviniendo así la resolución 478 del Consejo de Seguridad de la ONU.

Comenzamos nuestro viaje aterrizando en el aeropuerto Ben Gurion, Tel Aviv, a las 16:00. Habíamos leído que los controles de inmigración israelíes son bastante estrictos tanto para entrar, como para salir del país. En nuestro caso, el proceso de entrada fue muy rápido: solamente nos preguntaron el motivo del viaje y los nombres del padre y de la madre de Naiara.

El sol ya había caído y comenzaba el shabat (también escrito sabbat, comienza unos 18 minutos antes del atardecer del viernes y termina el sábado con la caída del sol). En shabat el transporte público en Israel se para por completo, así que nuestra única opción para llegar a Jerusalén era tomar un sherut (taxis compartidos tipo microbús que parten cuando se llenan). Los sherut funcionan las 24 horas todos los días del año. Desde el aeropuerto cubren las ruta de Jerusalén y Haifa; te resultará fácil identificarlos en la zona de llegadas, están perfectamente señalizados.

En trayecto Tel Aviv-Jerusalén nos costó 67 shekels por persona. Se llenan rápido, esperamos menos de 10 minutos para salir en dirección a la Ciudad Vieja.

Tras una hora de viaje llegamos a Jerusalén. Pedimos al sherut que nos parara en la Puerta de Jaffa, ya que nuestro alojamiento estaba muy cerca. Después de un divertido chek-in con el señor palestino de humor socarrón que regentaba el hostel, salimos a tomar contacto con la ciudad.

Pasear cuando cae la noche o, mejor dicho, perderte callejeando, es una de esas experiencias que se te quedarán grabadas. Da igual que seas una persona religiosa, atea o agnóstica (como es nuestro caso); enseguida te darás cuenta de que estás en un lugar especial. Cada rincón, cada nudo de callejuelas, cada pared… está cargada de Historia e historias. Recorrerlos de noche, cuando todo el mundo empieza a retirarse, es algo que no debes perderte si viajas a Jerusalem.

Tal y como te he hemos comentado al principio de este post, Jerusalén merece y puede dar para una semana, pero si como en nuestro caso no tienes mucho tiempo, en dos días podrás visitar los lugares imprescindibles por los que la ciudad es tan importante para las tres principales religiones monoteístas (judía, cristiana y musulmana) y para el mundo occidental. En nuestro viaje estuvimos tres días completos en Jerusalén, pero un día se lo dedicamos a Hebrón y Belén en Palestina (una visita totalmente recomendable).

El primer día visitamos, principalmente, el Jerusalem cristiano: el Santo Sepulcro, la Vía Dolorosa, el Monte de los Olivos, el Jardín de Getsemaní, la Tumba de María…

El segundo día fue para el Jerusalem judío y musulmán: la Explanada de las Mezquitas, el Muro de las Lamentaciones, el Monte Sion, la tumba de Zacarías en el Valle de Cedrón…

Si bien la Ciudad Vieja de Jerusalén está divida en cuatro barrios (cristiano, judío, musulmán y armenio), las distancias entre unos y otros son muy cortas y las “fronteras” borrosas.

La Vía Dolorosa es el recorrido que realizó Jesús con la cruz a cuestas desde el lugar en el que fue juzgado y azotado hasta el lugar donde lo crucificaron. Durante las horas centrales del día esta ruta suele estar atestada de peregrinos, grupos organizados, policías, comerciantes y personajes en pleno “calvario” portando cruces. A medida que va cayendo la tarde, las calles se despejan y es más fácil de transitar.

Paradójicamente, uno de los lugares más visitados por la comunidad cristiana de todo el mundo da comienzo en el barrio musulmán de Jerusalén. Para iniciar el recorrido, deberás dirigirte hasta a la Puerta de los Leones, una vez allí camina recto por la calle Lions´ Gate hasta llegar a Vía Dolorosa. Las estaciones (los lugares de los momentos narrados en el Nuevo Testamento) están marcadas con placas metálicas redondas en números romanos.

• Estación I: Donde se cree que Poncio Pilatos juzgó a Jesús. Actualmente una escuela islámica, no siempre se puede entrar. Se accede por una rampa que está a la altura del arco del Ecce Homo (donde se dice que Pilatos pronunció las palabras de “he aquí el hombre”). Cuando fuimos estaba cerrada.
• Estación II: En este patio abierto al público, Jesús fue azotado y recibió la cruz.
• Estación III: En este corner Jesús cayó por primera vez.
• Estación IV: Jesús reconoció a su madre entre el gentío que le rodeaba.
• Estación V: Aquí los romanos ordenaron a Simón que ayudara a Jesús a llevar la cruz.
• Estación VI: Verónica limpia la cara del nazareno.
• Estación VII: Jesús cae por segunda vez. Este era el antiguo límite de la ciudad, a partir de aquí era campo.
• Estación VIII: Donde Jesús de Nazaret dijo a las mujeres que lloraran por ellas y sus hijos.
• Estación IX: Jesús cae por tercera vez.
• Estaciones X, XI, XII y XIII y XIV: Los sitios de la crucifixión, muerte y resurrección se hallan dentro del Santo Sepulcro.

La iglesia más importante del cristianismo. Es el lugar donde se dice que clavaron, crucificaron, murió y resucitó Cristo. Fue construida por Constantino en el año 326 sobre lo que se cree que fue el Calvario de la Biblia (o el Gólgota).

Nada más entrar a la iglesia se puede ver la Piedra de la Unción, donde se cree que reposó el cuerpo de Jesús antes de ser enterrado. Es fácil reconocer el lugar exacto, verás fieles en trance mientras tocan y frotan la piedra.

A la derecha están las escaleras que conducen a la Capilla del Calvario, donde se cree que fue la crucifixión y muerte de Cristo (suele haber cola para tocar el agujero cilíndrico que señala el lugar exacto). Son las estaciones X, XI, XII y XIII.

A la izquierda del la Piedra de la Unción está la Tumba del Santo Sepulcro, donde se dice que enterraron Jesús. Una larga fila suele rodear esta estrecha capilla. Es la estación XIV.

Frente al Tumba del Santo Sepulcro encontrarás la impresionante Capilla de los Cruzados y, si te diriges hacia la zona este del templo, podrás visitar la Capilla de Santa Elena. En esta ubicación, Elena, madre de Constantino, encontró tres cruces y consideró que estas eran las pruebas definitivas del lugar relatado en los evangelios.

De camino al Monte de los Olivos. Se cree que fue el huerto al que acudió Jesús a lamentar su destino, donde fue posteriormente apresado. Se ha constatado que algunos de los olivos tienen más de 2.000 años. Al lado se encuentra la Iglesia de las Naciones.

Desde Getsemaní puedes subir hasta el Monte de los Olivos. La caminata no te llevará más de 10-15 minutos y podrás disfrutar de una bonita panorámica de la Ciudad Vieja.

En la ladera del monte verás un enorme cementerio. Utilizado desde tiempos remotos, la tradición judía cree que, cuando llegue el final de los tiempos, Dios redimirá a quienes se encuentren en este lugar. Aquí se localizan las tumbas de algunas figuras destacadas del judaísmo.

En la subida también podrás ver la espectacular Iglesia de María Magdalena y la moderna Dominus Flevit (una iglesia que, aunque por sí misma no llame mucho la atención, tiene vistas a la ciudad).

Una vez en lo alto del Monte de los Olivos puedes visitar la Mezquita o Capilla de la Ascensión, donde se cree que Jesús ascendió a los cielos. El acceso cuesta 5 shekels y hay una huella, supuestamente de Jesús, que los peregrinos tocan mientras rezan.

Te recomendamos hacer esta ruta antes del atardecer: las vistas desde lo alto no tienen desperdicio.

A la izquierda del camino que lleva al Monte de los Olivos se encuentra otro de los sitios más venerados por la comunidad cristiana: la Tumba de la Virgen María. Se cree que este fue el punto donde enterraron a la madre de Cristo. Nos llamó mucho la atención el ambiente aquí: oscuro, silencioso, lleno de lámparas colgantes… un lugar con un halo de misterio.

Al lado del edificio hay una pequeña gruta que se cree que era el lugar de reunión habitual de Jesús y los apóstoles.

La tradición judía considera que fue aquí donde Abraham ofreció a Isaac en sacrificio. También fue el lugar elegido por el rey David para construir el Primer Templo donde guardó el Arca de la Alianza. Después de que Nabuconodosor II lo arrasara se construyó el Segundo Templo, que también fue destruido en el año 70 por los romanos. Muchos judíos ortodoxos consideran este espacio tan sagrado, que creen que no se debería permitir la entrada.

Para la comunidad musulmana este emplazamiento es el tercer lugar más sagrado del Islam (después de La Meca y Medina), ya que se cree que aquí fue donde Mahoma se elevó a los cielos.

Tras numerosas disputas por el dominio de esta zona, actualmente está bajo autoridad jordana, pero el acceso es controlado por el ejército Israelí.

Se accede a la explanada por una pasarela de madera que pasa por un lateral del Muro de las Lamentaciones. Los controles de seguridad suelen ser estrictos, aunque tenemos que decir que cuando fuimos el proceso fue muy rápido. Los horarios no son muy amplios (desde las 7:30 hasta las 11:00 en verano y hasta las 10:00 en invierno), así que te recomendamos que madrugues.

Una vez dentro, verás la Mezquita de Al-Aqsa en un extremo y la espectacular Cúpula de la Roca en otro. El ambiente en el recinto es muy relajado, aunque tendrás que conformarte con ver estas dos maravillas desde fuera, ya que el acceso al interior de las mezquitas solo es para personas musulmanas.

Como nota curiosa, te diremos que nos llamaron la atención por tocarnos cuando nos iban a sacar una foto. Así que ya sabes: si posas junto a alguien, que corra el aire.

Es el muro que quedó en pie tras la destrucción del Segundo Templo. La tradición judía tomó esta parte de la muralla como símbolo de lo que en su momento fue parte del lugar sagrado. Las personas judías acuden al muro a lamentar la destrucción del templo.

Este archiconocido espacio de rezo judío se divide en dos partes: una sección para las mujeres y otra sección para los hombres. Deberás vestir con “decoro”: nada de pantalones cortos y hombros descubiertos. Los hombres deben ponerse una kipá antes de entrar (hay una cesta a la entrada).

Impacta la devoción con la que se reza: tocando, besando y aferrándose al muro, balanceándose, leyendo en voz alta, cantando…

Importante tanto para el cristianismo como para el judaísmo, prácticamente en el mismo espacio puedes encontrar la Sala de la Última Cena (Cenáculo) y la Tumba del Rey David, aunque muchos estudios ponen en duda la veracidad de ambas localizaciones.

El Cenáculo es un espacio vacío donde se supone que se celebró la Última Cena. No llama mucho la atención.

Bajando desde el Cenáculo al patio podrás acceder a la Tumba de David. Está dividida en dos: una  parte para las mujeres y otra parte para los hombres (aquí también tendrás que ponerte una kipá que encontrarás en la entrada).

La Iglesia de la Dormición es donde se cree que murió María. Este bonito lugar de culto estaba en restauración cuando fuimos y no pudimos visitar la cripta que, en teoría, señala el punto donde murió la Virgen.

Entre la puerta de Jaffa y el Barrio Armenio se encuentra esta fortificación del siglo II a.C.  Aunque no fuimos, en el interior podrás ver ruinas de casi tres milenios de antigüedad y empaparte de la historia de Jerusalén en su museo (la entrada cuesta 40 shekels). Por las noches suele haber un espectáculo de luz y sonido.

Fuera de las murallas de Jerusalén, de camino al Monte de los Olivos, se encuentra este valle donde se han hallado los restos arqueológicos más antiguos de la ciudad. Según el Antiguo Testamento, este será el sitio donde Dios juzgará a la humanidad el día del Juicio Final. Puedes visitarlo de camino o a la vuelta del Monte de los Olivos.

También nos acercamos a la Tumba de Zacarías y Absalón, unos evocadores monumentos excavados en piedra.

Muy cerca se encuentra la Ciudad de David: las ruinas de 3.0000 años de antigüedad de lo que fue el primer asentamiento de la zona.

Jerusalén se divide en cuatro barrios y cada cual guarda su propio carácter.

Barrio Cristiano. El acceso principal es la puerta de Jaffa, compuesta por una maraña de callejones que conducen hasta el Santo Sepulcro. El olor a incienso está presente.

Barrio Musulmán. Comienza en la Puerta de Damasco y ocupa toda la parte norte de la Ciudad Vieja. Son callejuelas llenas de comercios, carretas, puestos de comida y mucho ajetreo durante desde bien pronto. Fue la zona que escogíamos para cenar y terminar el día.

El Barrio Judío: Desde la Puerta del Estíercol, pasando la zona al este el Muro de las Lamentaciones. El ambiente es aquí muy (demasiado) tranquilo. El punto central del barrio es la plaza de la Sinagoga Hurva.

Barrio Armenio. Esta zona que va desde la Puerta de Sion hasta la Torre de David, es una especie de barrio de “clausura”. Un lugar que solamente invita al silencio.

Decidimos acercarnos a este barrio ultraortodoxo que se sitúa a las afueras de la Ciudad Vieja. Ya en la entrada, un cartel te avisa de que no les gustan las visitas. En nuestro caso, si bien no nos sentimos especialmente a gusto, no tuvimos ningún problema. Eso sí, para evitar que te reprochen algo (o incluso que puedan agredirte) deberás seguir sus normas:

• Viste con decoro: nada de rodillas y hombros al descubierto
• Guarda la cámara
• No hables con menores o personas del sexo opuesto
• No beses ni vayas de la mano de tu pareja

Este lugar no deja indiferente, parece que hubieras retrocedido en el tiempo: trajes oscuros, tienda austeras, largas barbas…

Está a unos 10 minutos a pie desde la Puerta de Damasco o desde la Puerta de Jaffa.

• Las distancias en la Ciudad Vieja son pequeñas, pero los lugares que ver son muchos. Es mejor que te organices un itinerario diario. También puedes apuntarte a algún tour gratuito (los hay en español) para tomar contacto con los principales sitios de Jerusalén y después disfrutarlos a tu manera.
• La entrada a la mayoría de lugares sagrados es gratuita, pero puede haber grandes colas y masificaciones.
• Las medidas de seguridad para entrar a la Explanada de las Mezquitas o al Muro de las Lamentaciones son estrictas.
• En lo que dure tu estancia en Jerusalén, deberás de llevar el pasaporte siempre contigo, además de la Blue Card que te dan a la llegada al país.
• Viste acorde a la exigencias del lugar.
• En verano el calor puede pasarte factura.
• En invierno, cuando llueve, el suelo de las callejuelas se vuelve muy resbaladizo; es fácil que te caigas si no llevas el calzado adecuado.
• Si bien está atestada durante el día, según cae el sol la Ciudad Vieja comienza a quedar desierta y los comercios y restaurantes empiezan a cerrar. ¡Tenlo en cuenta a la hora de cenar!
• Existen muchas casas de cambio de moneda, pero pocos cajeros automáticos que acepten tarjetas extranjeras. El único que nos dejó sacar dinero lo vimos aquí (Poalim Digital Bank).

Por último, para que puedas localizar todos los sitios mencionados en esta entrada, te dejamos un mapa interactivo.