León Dormido: el tour más popular de San Cristóbal

Situado al noroeste de la isla de San Cristóbal, el León Dormido (o Kicker Rock) es uno de los atractivos más conocidos del archipiélago de Galápagos.

Además, el buceo de superficie o de profundidad puede ser una experiencia única; si tienes suerte, podrás observar especies como el tiburón martillo.

Te contamos nuestra experiencia en el tour y te dejamos algunos datos de interés sobre esta roca.

• El conjunto está formado por dos rocas de origen volcánico, de unos 145 metros de altura.
• Entre ambas se forma un canal donde practicar buceo es toda una experiencia.
• Si la miras desde el sur, intuirás la forma por la que recibe su nombre.
• Puede observarse desde algunos puntos de San Cristóbal, como Cerro Tijeretas.

No te voy a mentir: iba con un poco de miedo a esta excursión. Después de todo se trata de alta mar y a mí lo de las profundidades…

Con el buceo (snorkel en nuestro caso) tengo una relación de atracción y aprensión casi a partes iguales. Es una actividad que termino por disfrutar muchísimo cuando la practico, pero que me genera cierta ansiedad en los momentos previos. Así que, como imaginarás, en este caso el reto era mayor.

Aún así, no entra en mis planes perderme semejantes experiencias. Si tu caso es parecido al mío, ya sabes: ponte las gafas y al lío, que son dos días.

Una de las primeras cosas que hicimos al llegar a Puerto Baquerizo fue consultar sobre este tour. Es importante que reserves cuando antes, porque la demanda es grande y el servicio limitado por cuestiones de protección medioambiental.

Preguntamos en 4 o 5 operadoras, contrastando precios y servicios. Los precios oscilan entre los 100 y los 150$ (dependiendo del tipo de tour) y el servicio es muy parecido en todos los casos.

Nos comentaron que cada agencia tiene asignados ciertos días para las salidas, así que puede que tomes la decisión en base a la disponibilidad de tiempo que tengas.

En líneas generales, todos incluyen:

• guía especializado y capitán
• traslado al islote
• un snorkel de aproximadamente 1 hora
• Visita a las playas de Cerro Brujo, Manglesito o Puerto Grande, dependiendo del calendario asignado a cada empresa
• Almuerzo con opción vegetariana

Es importante que preguntes si incluyen el neopreno y las aletas, ya que no todos lo hacen.

• Tour 360º: vuelta completa a la isla de San Cristóbal. Paradas en Bahía Rosa Blanca, Punta Pitt, Bahía Sardina, Punta Pucuna, Cerro Brujo y León Dormido. Su precio ronda los 150$.
• Tour 180º: costa oeste de la isla. Paradas en León Dormido, Cerro Brujo o Bahía Tortuga o Puerto Grande, Punta Pucuna, Punta Pitt y Bahía Sardina. Entre 120 y 150$.

En ambos casos el orden de las paradas y las propias paradas pueden variar. Los precios también son cambiantes: depende de la operadora, los puntos a visitar y las ofertas de última hora si no se han cubierto plazas.

Existen más combinaciones además de estas dos. En nuestro caso hicimos una especie de 160º donde, además de la famosa roca y la playa Puerto Grande, también visitamos Punta Pucuna. Nos dijeron que el 360º invierte la mayoría del tiempo en navegación, por lo que la estancia en los puntos a visitar se reduce.

El tour es de día completo, con salidas son sobre las 7:30 y una duración aproximada de 8-9 horas.

Contratamos con el  centro de buceo Los Mantas y nos costó 110$ por persona.

Nos pidieron que el día anterior fuésemos al centro a probarnos los equipos. Esto parece una tontería, pero ahorra mucho tiempo el día de salida.

Salimos de Puerto Baquerizo sobre las 7:30 de la mañana. Íbamos 6 personas más el guía y el capitán.

La primera parada sería el León dormido. El trayecto hasta allí se demora 45 minutos; puedes hacerte una idea de la distancia a la que se encuentra. Durante el viaje el guía nos fue dando datos de interés y explicaciones sobre lo haríamos a lo largo del día.

Pasada media hora, ya podíamos ver la roca a lo lejos. Por momentos parecía que no llegaríamos nunca; semejante tamaño engañaba a la vista.

Una vez a los pies del islote y con la embarcación parada, pudimos observar las primeras especies por la zona. Lobos marinos descansando, nidos de aves, piqueros y fragatas entre otros.

Es el guano de las aves el que da ese color blanquecino a las rocas.

Mientras nos poníamos el equipo, el guía nos hablaba sobre la fauna marina que, con suerte, podríamos ver durante la hora que duraría el snorkel. El famoso tiburón martillo, el tiburón de Galápagos, tortugas gigantes, manta rayas, peces tropicales, pulpos…

Las risas nerviosas y los comentarios tipo ¿tengo tiempo para pensarlo? se sucedían entre algunas personas, incluida yo.

De repente, todo fue más rápido de lo que me hubiera gustado. Aunque supongo que así tienen las cosas para que no le des más vueltas de las necesarias. El guía se tiró al agua con un estilo digno de mención. Te prometo que me sentí un poco huérfana en ese momento. Salta, Naiara, salta.

La ruta de buceo que íbamos a seguir consistía en rodear la roca y atravesar el canal. No tuvimos mucha suerte y el agua estaba bastante turbia. Aún así, pudimos cruzarnos con unos cuanto lobos, ver peces tropicales a montones y nuestro primer tiburón.

Como suele suceder en estos casos, adivina quién se encontró con el tiburón de unos 2 metros de largo: la que más temores tenía. Cuando confirmé que aquello era lo que parecía, pegué un grito que fácilmente pudieron oír en Puerto Baquerizo. Quería avisar al resto del tour para que no se lo perdieran, y quedó algo entre un grito de auxilio, grito de emoción y grito de no me lo puedo creer. Nos quedamos flotando encima del tiburón hasta que se marchó. Fue el primer (y último) tiburón de Galápagos que veríamos. Luego ya vendrían otro tipo de tiburones en otras islas, pero ahí yo ya estaba en plan me crié entre escualos, gente.

Fue en el canal donde más y mejor pudimos ver. La profundidad disminuye por lo que la visibilidad aumenta. Podríamos habernos quedado flotando allí durante horas.

Terminado el snorkel nos dirigimos a Punta Pucuna, a donde llegamos en unos 45 minutos de navegación. En esta zona se registró la última erupción volcánica de la isla de San Cristóbal. Como resultado del estallido, se formó el paisaje de roca volcánica y los túneles por los que se conoce este lugar.

La visita consiste en una camina de algo más de media hora y en la entrada a los túneles de lava. Es un sitio interesante de conocer ya que te permite comprender cómo se formaron las Galápagos y el origen de la vida animal en el archipiélago.

Después del recorrido, nos dimos un baño e hicimos un poco de snorkel. Las vistas desde el agua no tenían desperdicio: el León Dormido de fondo y, hacia el interior, la roca volcánica.

Llegamos a la última parada del tour, la playa de Puerto Grande. Comimos dentro de la embarcación, cerquita de la orilla. Fue un rato agradable y la comida no estaba nada mal. De todas maneras, después de tanta actividad podríamos haber comido piedras tranquilamente.

Desembarcamos con el agua por la cintura para llegar a la arena. Menciono esto porque aquí comenzó el ataque de los tábanos. Resultó que la playa estaba llenita de estos devoradores de sangre sin escrúpulos. Y parece ser que no hay cosa que más les guste que la piel húmeda y salada. No exagero si te digo que nos pudieron picar unas 15 veces por cabeza.

Entre picotazo y picotazo nos acercamos al pequeño manglar y paseamos por la orilla, evitando tocar el agua para no llamar a las bestias.

El único que se la vio venir y puso medidas fue el guía, que llevaba una toalla seca para cubrirse. Al resto daba más pena que gloria vernos por allí.

Obviamente, nadie se bañó.

• Es importante que te acojas a las reglas de visita del Parque Nacional y Reserva Marina de Galápagos. No olvides que se trata de una zona especialmente protegida y que su supervivencia también depende de ti.
• Consulta en varias operadoras antes de tomar la decisión y busca opiniones en Internet.
• Si tienes días suficientes, espera a las ofertas de última hora; te puedes ahorrar algo de dinero.