Cusco: la puerta de entrada de nuestro viaje por Perú

De las ciudades que veríamos en nuestro viaje por Perú, esta era a la que más ganas le teníamos. Y no solo no defraudó, sino que es un lugar al que podríamos volver una y mil veces.

Aunque pasamos 3 noches en Cusco por cuestiones logísticas, la recorrimos de esquina a esquina en un único día. No te asustes; es posible. Los puntos de interés se encuentran a poca distancia los unos de los otros y se visita fácilmente.

En esta entrada te contamos qué ver en Cusco por libre en 1 día sin perderte nada.

• ¿Cusco o Cuzco? Aunque en algunas latitudes pueden sonar igual, lo cierto es que Cuzco fue introducido por las colonias españolas ya que en quechua no existe el sonido Z. Si bien a día de hoy para el mundo anglosajón Cuzco es la forma más extendida, tanto las administraciones como la población cusqueña se refieren a esta ciudad como Cusco. 
• Fue nombrada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1983.
• Se dice que Cusco proviene del quechua “Qosqo”, aunque no se reconoce en ninguna variante quechua actual. También se dice que significa “ombligo del mundo” o “centro del universo“, ya que durante el imperio inca creían que en ella convergían el mundo de abajo, el visible y el superior.
• La Constitución peruana la reconoce como la capital histórica del país.

Cusco fue la primera parada de nuestro itinerario por Perú. Bueno, en realidad fue Lima, pero solo durante unas horas y sin salir del aeropuerto. En general no somos muy amantes de las grandes ciudades, así que como nuestro vuelo llegaba a Lima y había posibilidad de tomar otro a Cusco horas después, no lo pensamos. Lima la dejamos para el final del viaje y empezamos por donde todo el mundo desaconseja empezar; por la altitud.

Habíamos leído de todo sobre el mal de altura o soroche. Y no te vamos a engañar, algo ya nos preocupaba el tema teniendo en cuenta que vivimos a nivel de mar y Cusco está a 3,400 metros.

Meses antes estuvimos en Chile, en la que fue nuestra primera experiencia con esas altitudes, y no habíamos tenido ningún problema. Así que decidimos ir a Cusco directamente a ver si caíamos como trapos o si éramos las máquinas definitivas. Al final, ni la una ni la otra: evidentemente, la altitud tuvo alguna consecuencia como fatigas o dificultad para conciliar el sueño, pero nada más allá de eso. Puedes consultar esta entrada en la que te contamos qué es el mal de altura, qué síntomas presenta y cómo combatirlo.

La hoja de coca, tanto masticada como en infusión, puede ayudarte; en la zona de llegadas del aeropuerto ofrecen gratis 3 por persona.

A eso de las 7:00 llegamos al aeropuerto. Tomamos un taxi (también puedes dejar reservado el traslado) y fuimos al hostel que habíamos reservado. Allí nos dieron muy buenos consejos para preparar esta ruta que te vamos a contar.

Comenzamos la ruta en la Plaza San Francisco. Como estaba de camino al alojamiento, se convirtió en un lugar por el que pasaríamos a diario.

Esta emblemática plaza fue de gran importancia tanto para el imperio inca, como durante el periodo virreinal. En ella se ubica el Colegio Nacional de Ciencias, fundado por Simón Bolívar. A su lado, la iglesia y convento de San Francisco de Asís, erigidos durante la conquista española.

En la actualidad, es un buen lugar donde parar a contemplar la vida cotidiana de la ciudad, además de comer en alguno de los restaurantes locales de alderredor huyendo de aquellos pensados para el turismo.

Ubicado en una esquina de la Plaza de San Francisco, se encuentra el Arco de Santa Clara. De estilo romano, este arco republicano se construyó en 1.835 como símbolo de la unión entre Perú y Bolivia.

La iglesia y convento de mismo nombre, a pocos metros del arco, tuvo varias localizaciones hasta asentarse en este lugar.

Pablo, el chico del hostel donde estuvimos y quien nos aconsejó esta ruta, nos comentó que este mercado era un buen sitio para comer y tomar jugos (zumos) de frutas. Dicho y hecho; a esas horas un buen desayuno empezaba a hacerse necesario. Además de probar platos rápidos de la comida peruana y jugos naturales, puedes echar un vistazo por los puestos de artesanía.

Por lo visto, antes de la construcción de este espacio, el mercado de fin de semana se celebraba en la Plaza de Armas, con los consecuentes inconvenientes de salud pública. Construido en 1925 por el equipo de Gustave Eiffel, se utilizó parte del espacio del convento de Santa Clara para ganar metros.

A su lado se encuentra la iglesia de San Pedro.

Existen teorías que dicen que el lugar donde se levanta la Plaza de Armas fue un pantano que secaron los incas para convertirlo en sede administrativa y núcleo religioso. Lo que sí puede afirmarse es que este sitio ha sufrido diversas modificaciones hasta tener el aspecto actual, tanto en extensión como arquitectónicamente: los palacios incas fueron sustituidos por iglesias tras la conquista y su tamaño se ha visto considerablemente reducido.

Siendo un centro de gran importancia, también ha vivido episodios sangrientos como la ejecución de Túpac Amaru junto a su familia y demás personas que apoyaban a esta figura de la resistencia frente a la invasión española. Los relatos dicen que después de la ejecución trataron de desmembrar su cuerpo utilizando 4 caballos que tiraron sus extremidades. Aunque no lo consiguieron, toda esta barbarie fue presenciada por su hijo de 10 años, quien por su corta edad no corrió la misma suerte que su familia.

A día de hoy esta plaza presidida por La Catedral, edificio construido en parte con granito rojo de la fortaleza de Sacsayhuamán, se ha convertido en un centro de peregrinación turística.

Al ser época de las festividades de la Virgen del Carmen, pudimos ver las procesiones y coloridos desfiles que organizaron desde diferentes agrupaciones.

Desde la Plaza de Armas, en paralelo a la iglesia Compañía de Jesús, se accede a la calle Loreto. Dos muros de perfección inca conforman esta estrecha calle, antes conocida como ‘Amaru Kancha’.

Fíjate en todas las construcciones incas que vayas viendo: no hay huecos ni fisuras. Ahora piensa que no utilizaban cemento ni mortero. Cómo te quedas.

Siguiendo  Loreto y continuando recto por la calle Pampa del Castillo, llegamos a Qorikancha. Aunque por su traducción signifique Templo del Oro, se ha popularizado como Templo del Sol ya que algunas investigaciones apuntan a que su verdadero nombre fue Intikancha. En cualquier caso, ambas estarían relacionadas por el mismo elemento: el oro que recubrió sus paredes.

Este lugar que sirvió como centro de culto al dios Inti, fue expoliado y reconvertido en 1.540 en la iglesia y convento de Santo Domingo, en un reparto de lo saqueado durante la conquista. Ambas edificaciones se hicieron utilizando la estructura original, manteniendo la cimentación y los muros, de los que se dice que fueron la construcción más perfecta del imperio inca.

De lunes a sábado de 8:30 a 17:30. Domingos de 14:00 a 17:00. Precio entrada 10 Soles, no incluida en el boleto turístico*.

Atención a la siguiente entrada, El Valle Sagrado de los Incas, donde hablamos de los diferentes boletos, qué incluyen y cuánto cuestan.

Dejamos Qorikancha saliendo por la calle San Agustín, en dirección a la Plaza de Armas. A pocos minutos, aparece a la derecha Hatun Rumiyoc, una calle donde se levanta el muro que se cree formó parte del Palacio Inca Roca, actual Palacio Arzobispal.

Lo que hace verdaderamente conocida a esta calle es la Piedra de los 12 ángulos que, a pesar de su forma poligonal complicada, consigue encajar a la perfección con las piedras que la rodean.

Salimos de Hatun Rumiyoc en dirección a la Plaza Nazarenas, donde comienza este pasaje que recibe su nombre por los relieves en forma de serpiente de la iglesia de las Nazarenas.

Esta es solo una de las 7 calles que comienzan por “7” en Cusco.

Toca empezar a subir, pero te aseguramos que todo lo que asciendas a partir de aquí merecerá la pena. Terminamos el pasaje de las 7 Culebras saliendo a la calle Choquechaca. A mano derecha entramos en la Cuesta de San Blas, donde ya se empieza a percibir el tono artístico del barrio. Recuerda que en altitud la fatiga es mayor y cuando se trata de subir cuestas te lo puedes imaginar, así que para las veces que sea necesario a tomar aire.

Este barrio se levanta sobre la Plaza de Armas, por lo que dicen del él que es el Balcón de Cusco. En su plaza se encuentra la Iglesia de San Blas, además de varias galerías de arte y el Museo de la Coca. Subiendo las escaleras situadas al lateral de la fuente vertical, comienza un entramado de calles estrechas repletas de talleres de artesanías y algunos restaurantes.

Tómate tiempo para perderte por estas calles, son dignas de recorrer.

Normalmente la gente sube en autobús hasta aquí o aprovechan la visita a Sacsayhuamán ya que queda bastante cerca. En nuestro caso, nos dejamos aconsejar por Pablo, quien nos recomendó hacerlo andando y bajar por Sacsayhuamán. De esta manera, si no quieres pagar un boleto turístico que no tuvieras previsto comprar para visitar solo este lugar, puedes ver parte del recinto desde fuera.

Si también quieres subir andando al Cristo Blanco, presta atención. Desde el balcón de la plaza de San Blas, fuimos hacia la derecha por lo que sería la calle principal en este punto. Otra vez a mano derecha, verás una cuesta con escaleras. Te va a parecer agotadora nada más verla, pero haznos caso, si vas parando para respirar, no es para tanto. 

Al terminar las escaleras, hay un breve tramo de camino de tierra entre árboles, si lo continúas darás a parar a la carretera. A mano izquierda verás el Cristo.

No dudes en preguntar si crees que no has tomado el camino correcto, hay gente local por allí que te ayudará con indicaciones. En total este recorrido nos llevó unos 20 minutos.

Llegamos al punto más alto de esta ruta por la ciudad de Cusco. A 3.575 metros, este monumento de 8 metros de altura, ubicado en el Cerro Rojo y construido en 1.945, simboliza protección.

Más allá de la figura en sí, lo que realmente hace espectacular a este lugar son las vistas: puedes reconocer todos los puntos que has visitado durante el día y ver con claridad el corazón de Cusco: la Plaza de Armas.

Desde el Cristo Blanco, mirando hacia la derecha, comienza el camino de bajada. A pocos metros se puede percibir esta fortaleza, de significado literal “halcón satisfecho”.

Como decíamos, no entramos porque elegimos otro boleto turístico que no incluía este lugar monumental, pero desde el camino se puede apreciar parte de lo que fue uno de los centros ceremoniales más importantes.

Parece ser que existen muchos interrogantes alrededor de este sitio, algo parecido a lo que ocurre con la Isla de Pascua, ya que todavía no se ha encontrado explicación a cómo pudieron trasladar semejantes rocas para edificar las estructuras de la fortaleza.

Salimos por la entrada de Sacsayhuamán y giramos hacia la izquierda por la calle Don Bosco, que da a parar a esta plaza mirador. Aquí, además de visitar la iglesia de San Cristóbal si te apetece, puedes parar a contemplar la ciudad de Cusco desde una vista más cercana. Es un buen lugar para ver el atardecer.

Terminamos el día tomando unos mates y dando un paseo nocturno por la ciudad. Al día siguiente visitaríamos el Valle Sagrado, te contaremos cómo lo hicimos a nuestro aire en la próxima entrada.

• Es importarte hidratarse para prevenir el mal de altura, lleva siempre agua.
• Aunque el día esté nublado, lleva protección solar, es fácil quemarse aquí.
• Lleva ropa que se adapte a todas las situaciones, el tiempo puede ser muy cambiante.