Isla del Sol, Bolivia: la imprescindible del Lago Titicaca

Visitar la Isla del Sol, Bolivia, es una de las mejores experiencias que puedes tener si viajas por la zona. Navegar el Lago Titicaca y sumergirte en sus mitos, misterios, historia, cultura y paisajes es parte del atractivo de este impresionante lugar.

En esta entrada te hablamos de la isla más bonita del Titicaca; cómo llegar, qué puedes hacer allí y qué debes tener en cuenta antes de viajar.

• Con una superficie de algo más de 14 km², es la isla más grande del Lago Titicaca.
• Habitadas por indígenas de las comunidades quechua y aymara, mantiene el uso de ambas lenguas, además del castellano.
• Dice la leyenda que el dios Inti (Sol) trajo al mundo en esta isla a Manco Cápac (quien posteriormente fundó y gobernó el Imperio Inca en la ciudad de Cusco)  y a Mama Ocllo, la mujer de este (quien seguro algo tuvo que ver con tanto éxito),  para que civilizasen a la humanidad. Se cree que fue en la Isla de Sol donde surgió la cultura inca.

La visita al Lago Titicaca fue algo innegociable cuando preparamos el itinerario por Perú y Bolivia. De hecho, la incluimos dos veces en la ruta: la primera por la parte boliviana del lago y la segunda por su parte peruana (ya sabes que el lago esta dividido entre ambos países a un 40/60 respectivamente).

Si has leído el artículo sobre nuestra experiencia en el Titicaca peruano a través de Puno, Uros y Taquile, ya sabrás que no nos hizo mucho chiste. Por no decir que, de haberlo sabido, no habríamos ido.

Sin embargo, el Titicaca boliviano es otra cosa. Aunque concurrido por turismo interno y externo, guarda la esencia de la leyenda que ha rodeado históricamente a esta a zona. Además de un modelo turístico más sostenible para la propia cultura.

Los puntos de interés en esta zona son Copacabana, Isla del Sol e Isla de la Luna (situadas a 8 km la una de la otra). Copacabana, conocida como la playa de Bolivia, es el punto de acceso a ambos islotes. Te dejamos el enlace a la entrada en la que hablamos de esta localidad, de cómo cruzar la frontera  y cómo salir hacia La Paz por el Estrecho de Tiquina.

Si bien en sí misma Copacabana no tiene mucho interés, Isla del Sol es pura maravilla.

Como en cualquier viaje, la respuesta depende del tiempo que tengas y de tus prioridades. En nuestro caso, y para que nos diese tiempo a hacer todo lo previsto en el itinerario, disponíamos de una noche para pasarla en Copacabana y otra para en alguna de las islas.

En vista de los horarios de los barcos, visitar por libre las dos islas en un día y pasar la noche en una de ellas podía convertirse en una locura. Hay tours que te llevan a los dos islotes y te devuelven a Copacabana en un día, pero no somos muy amantes de esta opción salvo que sea estrictamente necesario.

Habíamos leído que Isla del Sol era un lugar con encanto, con mucho para ver (no tanto si la visita se limita a la parte sur por las restricciones al turismo) y con unas vistas al lago y a la isla hermana dignas de ver.

Sobre la Isla de la Luna leímos que tenía unas bonitas ruinas (el Palacio de las Vírgenes del Sol) y que, en general, recomendaban ir a la Isla del Sol en caso de tener que decidir.

Quizá podríamos haber apurado los tiempos y visitar ambas antes de nuestra salida hacia La Paz, pero no hubiésemos disfrutado el momento, ni el lugar.

Tras la nevada del día anterior, el tiempo dio un respiro. Amaneció despejado y con un sol radiante, aunque el frío seguía congelando las ideas.

Hablamos con el hostel para guardar allí las mochilas hasta el día siguiente y es lo que te recomendamos hacer. Ten en cuenta que la subida al punto más alto de la Isla del Sol es algo dura, sobre todo por la altitud. Si no has pernoctado la noche anterior en Copacabana y no tienes un alojamiento que te guarde el equipaje hasta tu regreso, hay servicios de taquilla en algunos negocios de la Avenida 6 de Agosto. Prepara una pequeña mochila con lo necesario para pasar la noche y deja todo lo demás en Copacabana.

Habíamos oído que algo estaba ocurriendo en la Isla del Sol, nos había llegado algo de alguna agresión a turistas. Antes de llegar a Copacabana nos informamos acerca de la situación: lo comentamos tanto con el guía de Uros como con las operadoras locales, además de buscar noticias en la red.

Te ponemos rápidamente en antecedentes.

Con todo esto, la única vía de acceso al turismo es Puerto Yumani, en el sur de la isla. Por si te lo preguntas, tampoco es posible llegar a pie a otras zonas de la isla; habrá personas que te indicarán que no puedes estar allí.

No hay nada que temer; visitar la isla es seguro.

Salimos a las 8:30 dejando atrás Copacabana para adentrarnos en el imponente Lago Titicaca.

Hicimos una parada en la isla vecina para que se bajase parte del pasaje y llegamos a Puerto Yumani pasadas las 10:00.

Al llegar debes pagar 10 bolivianos para entrar. ¿Por qué? Pues porque aquí cada grupo es soberano y decide cobrarte por pisar su tierra (si tienes la suerte de visitar las tres zonas, también tendrás la de pagar en cada una de ellas).

Nada más bajarnos y pagar la tasa, nos cruzamos con unos cuantos burritos que andaban por el puerto. En esta isla los animales están por todas las esquinas y es muy, pero muy difícil contenerse y no ir a saludar.

Ya desde desde el puerto, a pie de embarcadero, las vistas al lago y al continente son increíbles.

Como ya hemos comentado, nuestra visita tuvo que reducirse al sur de la isla, a la comunidad Yumani. Si tienes mejor suerte cuando vayas y han levantado la restricción al turismo, que sepas que puedes hacer una ruta de unas 4 horas por lo más destacado de sur a norte.

Podemos decirte que la atracción principal, en el extremo norte, es la Roca de los Orígenes o Roca Sagrada. Se dice que fue desde ese lugar desde donde partieron Macon Cápac y Mama Ocllo hacia Cusco. Muy cerca, también en Challapampa, puedes ver el Laberinto o Chinkana. Como no pudimos acercarnos a estos lugares, hasta aquí podemos contarte.

Lo que sí podemos asegurarte es que para poder recorrer en condiciones la isla, necesitarás una jornada completa. Para disfrutarla al 100%, te aconsejamos quedarte dos noches.

La primera parada de interés en Yumani es la escalinata inca que da acceso a la parte alta. La subida es pronunciada y la altitud juega en tu contra. Tómate tu tiempo para descansar, hidratarte y  no subas con mucho peso.

Verás gente local, especialmente mujeres, subir y bajar las escaleras cargadas hasta las cejas mientras tú pierdes el hígado en cada tramo. Sí, no somos nadie, ¡asúmelo!

Enseguida encontrarás la fuente precolombina con tres vertientes de agua distintas, otra de las atracciones de esta zona.

El camino de subida no puede ser más bonito.

Las construcciones de adobe, los muros de piedra y la escalinata inca te sumergen en otra época. Pastores con su ganado, burros echando una mano con la carga de las familias y olor a chimenea; ni más, ni menos.

En esta pequeña iglesia puedes hacer otra de las paradas en el camino de subida. No hemos podido averiguar cómo se llama, si es que tiene nombre, pero es una pequeña joya.

Las vistas se volviéndose cada vez más espectaculares. Pocos minutos después de empezar a subir, ya puedes ver las terrazas que se usaron en el incanato para el cultivo salpicar la ladera.

Encontramos animales a cada paso. Pasar de largo nunca es una opción (no podemos, en serio), así que tenemos como 40 fotos de y con animalada.

Podría hacer un monográfico de llamas, alpacas, burros y ovejas, pero en un ejercicio de contención brutal, dejo solo estas tres fotos por aquí.

No sabemos bien si pasó media hora o cerca de una hora hasta que llegamos al hostel, en la parte más alta. Pero calcula que, con pardas incluidas, más o menos tardarás por ahí.

Desde el alojamiento teníamos vistas al lago, además de una sensación genial de haber llegado a casa.

Te recomendamos que reserves en la zona alta de la isla. Es aquí donde está todo, tanto las atracciones como la mayoría de los servicios.

Nos dimos una ducha de agua caliente (¡por fin!) con unos buenos calambrazos (@#@*#!!?) y salimos hacia la calle de los restaurantes a tomar un mate de coca para entrar en calor.

Hay unos 4 establecimientos donde poder tomar algo y comer. Todos tienen privilegiados balcones con vistas al lago donde poder disfrutar de las vistas y podemos decirte que se come muy bien (al menos en los dos en los que estuvimos, pero no creemos que haya mucha diferencia).

Empezamos a andar sin rumbo (lo mejor que puedes hacer). Prácticamente no hay rincón en el que no apetezca parar.

Pudimos ver el colegio del pueblo, donde tienen una llama a modo de podadora.

Pero, sobre todo, pudimos ver el tiempo pasar despacio, como si fuera a otra velocidad y dejase espacio para mucho y para nada a la vez. Seguro que conoces la sensación a la que nos referimos.

Antes del atardecer enfilamos camino hacia el mirador Palla Khasa, del que te dejamos la ubicación. La cuesta para acceder a este lugar es bastante pronunciada. No te vas a morir, pero ve con tiempo si no quieres que se te eche la noche encima (es broma, bueno, no tanto).

Al llegar arriba las vistas son de 360 grados. Puedes apreciar el relieve de la isla e intuir cómo son las playas de la zona norte y este.

Hay un pequeño edificio que en su día fue una hamburguesería (parte del tema de conversación fue sobre a quién se le ocurriría que aquello era una buena idea). Puedes acceder a su tejado por unas escaleras para ganar altura. No te preocupes, no estamos diciendo ninguna locura, es seguro.

Si continúas el sendero, llegarás a una construcción, esta sí, diseñada para tal fin.

Desde aquí puedes ver a la pequeña Isla de la Luna, a tan solo 8 kilómetros de distancia.

El atardecer es espectacular. Ver caer el sol en el Lago Titicaca es una bonita experiencia y verlo desde la Isla del Sol lo hace todavía más especial (¡quédate a dormir!).

No esperes mucho para bajar o volverás a oscuras. Te recomendamos regresar justo antes de los últimos rayos e ir a cualquiera de los locales que hemos mencionado antes a tomar algo mientras termina de anochecer.

A la mañana siguiente, y con toda la pena del mundo, bajamos al puerto a comprar los billetes de vuelta para salir de la isla a las 10:30 (nuestro bus Copacaba – La Paz salía a las 13:30, teníamos una hora de margen para recoger el equipaje en el hostel de Copacabana y desayunar tranquilamente).

En el tiempo en que estuvimos esperando en el embarcadero de Yumani, comenzaron a aparecer hombres y mujeres con herramientas y se fueron sentando en lo que parecía una asamblea vecinal para trabajos comunitarios. No pudimos entender nada. Afortunadamente, no hablaban nuestra lengua.

Extra bonus: dos adorables burritos más y te dejo en paz 😉

• Lleva la protección solar contigo: es fácil quemarse.
• Deja las mochilas en Copacabana y ve con lo imprescindible. Lo agradecerás tanto a la subida como en la misma lancha.
• Si necesitas de algún artículo o producto en concreto hazte con él en Copacabana, quizá no puedas encontrarlo en la isla.
• Lleva un frontal o una linterna, cuando anochece no se ve prácticamente nada.
• La ya famosa ropa por capas: durante el día, si hace sol, puedes llegar a tener ¿calor?, pero a la sombra y cuando cae el sol hace un frío que pela.