El Salar de Uyuni y las lagunas altiplánicas: tour de 3 días por uno de los lugares más espectaculares del planeta

Hoy te traemos una de las entradas que más ilusión teníamos por escribir: el tour de 3 días por el Salar de Uyuni y las lagunas altiplánicas.

El Salar de Uyuni no necesita presentación: simplemente es único en el mundo. Las lagunas altiplánicas, habitualmente menos nombradas, son, sencillamente, espectaculares.

Hemos preparado una mezcla de guía práctica y diario de viaje súper completa para que prepares tu visita a este increíble rincón.

Pocos lugares como este; ¡vamos con ello!

• El Salar de Uyuni está ubicado en Potosí, región del altiplano andino.
• Sus 10,582 km² lo convierten en el desierto de sal más grande del mundo. También es el más alto, con una altitud promedio de 3,663 ms.n.m.
• Se estima que guarda 10,000 millones de toneladas de sal, además de ser la mayor reserva mundial de litio.

Sabemos por propia experiencia que el tour por el Salar de Uyuni genera mil y una dudas. En este artículo vamos a tratar de dar respuesta a todas las preguntas sobre cómo organizar esta increíble escapada, además de contarte nuestra experiencia en el tour de 3 días y 2 noches para que puedas hacerte una idea de lo que te espera.

¡Toma nota!

Hay variedad de tours entre los que puedes elegir en función de tu tiempo y presupuesto. Los más habituales son el tour de 1 día, el de 2 días y 1 una noche y el de 3 días y 2 noches. También ofrecen tours privados, pero de esto no podemos darte más información ya que no es una opción que nos planteáramos.

Obviamente, las distancias a recorrer y los sitios a visitar se reducen o amplían en función de los días que elijas. Desde aquí te recomendamos que guardes unos días y unos bolivianos para hacer el de 3 días y 2 noches. La experiencia es muy completa, los paisajes muy diversos y merece verdaderamente la pena.

En el tour de 1 día se visita el cementerio de trenes, el salar y la isla Incahuasi. El de 2 días incluye llegar al volcán Tunupa. El de 3 días recorre las lagunas altiplánicas y llega a la Reserva Eduardo Avaroa. Esto tómalo como una aproximación, puede variar en función de la operadora.

Te dejamos unos consejos para elegir el tour, sea cual sea la modalidad:

• Pregunta por la experiencia de quien vaya a conducir y en qué vehículo vas a ir. No tienes que buscar mucho para encontrar experiencias en las que el conductor conducía sin tener la práctica necesaria, temerariamente o bajo los efectos del alcohol. El vehículo debe estar en buen estado y tener capacidad y comodidad para albergar a las 7 personas que suelen componer un tour. Ten en cuenta que vas a pasar la mayoría de las horas de esos 3 días en el todoterreno.
• Reputación de la operadora. Busca y rebusca opiniones en Internet. Es importante que te asegures de que es una empresa seria, confiable y que da respuesta a los inconvenientes que pueden surgir.
• Guía / traducción. Debes saber si la misma persona va a conducir y a hacer de guía o si van a ser distintas. No pasa nada por esto, simplemente indica si dos de los asientos estarán reservados por la operadora. Pregunta, además, en qué idioma van a hablar. Suelen montar los grupos en función de la lengua y las edades.
• Alojamiento. Dónde y cómo vas a dormir. Lo habitual es pasar la primera noche en un hotel de sal y la segunda en un hospedaje convencional. Cada alojamiento es compartido por varios grupos y no hay disposición de habitaciones dobles para el todo el mundo. Si quieres garantizarte un tipo de habitación, deberás decirlo a la hora de reservar el tour y se te cobrará un extra.
• Si incluye saco de dormir. Lo vas a necesitar, las mantas de los hospedajes no son suficiente. En nuestro caso sí lo incluían y no nos cobraron por él (otras agencias sí lo hacen, pregúntalo antes).

Como ya te hemos adelantado, el alojamiento durante el tour suele ser de la siguiente manera:

• la primera noche la pasas en un hotel de sal. Esto quiere decir que tanto la construcción como los muebles y decoraciones interiores están hechos de sal. El suelo que pisas, la cama en la que duermes, la mesa en la que cenas… Es una pasada verlo. Esta primer noche hay 3 horas de electricidad para cargar tus dispositivos en la sala común. Recuerda llevar el ladrón del que te hemos hablado en “qué llevar” para poder cargar varias cosas a la vez. El agua caliente para la ducha es de pago, 10 bolivianos por persona.
• la segunda noche duermes en un alojamiento convencional, es decir, hecho de ladrillo y con poco o ningún gusto. Aquí se supone que no hay electricidad (en el nuestro sí hubo durante un par de horas y en la habitación, completa sorpresa). No hay agua caliente.

En ambos alojamientos se juntan varios grupos y la disposición de las habitaciones depende de la operadora y de las personas que hayan reservado un tipo concreto de estancia.

No hay conexión a Internet en ninguno de los dos (ni en ninguno de los lugares que visitarás en esos días). ¡Disfrútalo!

El frío es brutal, especialmente la segunda noche. No hay sistemas de calefacción y llegamos a los -19º (mes de julio). Tenlo en cuenta a la hora de preparar la mochila.

Aun con todo, es una experiencia genial.

La casualidad quiso que compartiésemos el viaje en bus de La Paz a Uyuni con una pareja que vive muy cerquita de nuestro pueblo, Rosa y Txutxi, así que enseguida empezamos a hablar.

Llegamos a Uyuni a eso de las 7:30 en un bus que en sus últimas horas de trayecto olía a cuadra (literal). Aún no habían abierto las agencias y aprovechamos a desayunar.

Ambas parejas habíamos investigado por Internet acerca de las operadoras y llevábamos apuntadas las que mejores críticas tenían.

Después del desayuno nos acercamos a una, pero tenían todo reservado. Fuimos a Salty Desert Aventours, otra de las que pudimos contrastar por comentarios en la red. Allí preguntamos todas las dudas y, quien sería nuestro guía durante los 3 días, nos explicó la ruta con detalle. La verdad es que la atención fue tan buena que no lo pensamos mucho y contratamos. Pagamos 850 bolivianos (unos 105€) por persona por el tour de 3 días y 2 noches por el Salar de Uyuni, las Lagunas altiplánicas y la Reserva Eduardo Avaroa.

Por motivos obvios no pudimos llevar las 4 mochilas. Tuvimos que hacer allí el típico trasvase de ropa de una a otra (ya sabes, el de los aeropuertos) para llevar el menor peso posible concentrado en una mochila por pareja. Si puedes prevenir esta maniobra, eso que te ahorras. Las mochilas se guardan en la oficina de la agencia hasta tu vuelta.

Serían las 8:30 de la mañana todavía. Aprovechamos para comprar lo que nos faltaba y para tomar algo en una terraza al sol.

A las 9:45, toque de queda para la salida de los tours, conocimos a la otra pareja que cerraría el grupo: Ylenia y Tijl, una canaria y un belga. Suponemos que antes de experiencias así, en las que vas a pasar 3 días con personas desconocidas, todo el mundo piensa cómo serán, si habrá buen rollo o si pasarán los días sin pena ni gloria. No pudimos tener más suerte. Las tres parejas enganchamos al minuto, como si nos hubiéramos elegido entre nosotras para esta aventura.

Otra de las fortunas fue contar con Arnold, nuestro guía. Como verás a lo largo de la entrada, fue guía, fotógrafo y compañero.

Y pensarás “qué moñas se han puesto”, pero de verdad te decimos que todo este cúmulo de casualidades y encuentros hicieron de nuestro viaje al Salar de Uyuni el mejor viaje que podríamos haber imaginado.

A las 10:00 daba comienzo el tour y con él las risas y el buen rollo para los próximos 3 días.

La primera parada tuvo lugar en el Cementerio de Trenes, a escasos 2 kilómetros del centro del pueblo. Este insólito cementerio guarda locomotoras, vagones y todo tipo de piezas de lo que en su momento supuso el máximo exponente del desarrollo en la zona. Durante el S. XIX estos trenes cubrían la ruta Uyuni – Antofagasta transportando metales como el oro y la plata. A día de hoy son parte del atractivo del lugar y una parada obligada en cualquier viaje a Uyuni.

Continuamos la ruta hacia Colchani, la puerta de entrada al salar. En esta localidad que vive de la extracción y refinación de la sal, se puede visitar el mercado de artesanías, así como un pequeño museo de la sal donde se exponen construcciones hechas con este mineral.

Es tu última oportunidad para comprar lo que necesites si no lo has hecho ya.

A partir de aquí comenzamos a adentrarnos en el desierto de sal.

Lo primero que llamará tu atención son los montones de sal, el primer paso para la extracción de la misma.

Empiezas a darte cuenta de la inmensidad del lugar; el paisaje blanco y azul parece no tener fin.

Como visitamos Uyuni en el mes de julio, no estaba previsto que pudiésemos ver el famoso efecto espejo en el salar. Pero, como ya te hemos adelantado, aquí todo puede pasar y las estaciones son simples guías orientativas.

Arnold, gran conocedor de la zona, nos sacó de la ruta marcada y nos llevó al lugar donde intuía que pudiese haber agua. Las intensas lluvias en la zona los días previos, incluyendo aquella nevada que nos sorprendió en Copacabana, habían inundado parte del salar permitiéndonos disfrutar de uno de los fenómenos más alucinantes, mágicos y casi sobrenaturales del planeta.

Inolvidable.

Aprovechamos el efecto espejo para sacar fotos y grabar algún vídeo (más abajo te lo dejamos para que le eches un vistazo si quieres).

El paisaje es de lo más increíble que vas a ver, realmente único.

A estas alturas (no habían pasado ni dos horas) el grupo ya era como de toda la vida, ¡inmejorable compañía!

Después de este momentazo para el recuerdo, fuimos a comer al Hotel de sal Playa Blanca. Es un pequeño edificio donde se da cobijo a los grupos que bajan a almorzar lo que la agencia ha preparado. Si la alimentación te preocupa, podemos decirte que todas las comidas fueron variadas, abundantes y ricas.

Es también en este lugar donde se encuentra la famosa Plaza de las banderas, además del ya ultraconocido Monumento de sal al Dakar.

Avanzamos por el salar y paramos para sacar las divertidas fotos en perspectiva y ver el suelo ya seco con las formas poligonales que lo caracterizan.

Este es uno de los ratos más divertidos del tour. Además de para hacer fotos, aprovecha estos momentos para apreciar la inmensidad del paisaje. La mayor parte del tiempo no encuentras a nadie en el horizonte, solo en contadas ocasiones y lugares coincides con otros grupos; disfruta la soledad en el desierto.

Cuando decimos que la mayoría del tiempo vas a pasarlo en el vehículo no te exageramos. Es por eso por lo que debes preguntar por él y por el número de personas que vais a viajar en él.

Nos organizamos rotando los sitios de tal manera que todo el mundo pasase por todos los asientos, ventanillas y compañía. No te diremos que nos sobraba espacio, pero fuimos bastante bien, con relativa comodidad.

Terminamos el primer día en Incahuasi, una isla de cactus gigantes situada en mitad del salar.

Esperamos al atardecer tratando de replicar las fotos en perspectiva que nos hizo Arnorld un rato antes. Ni una salió bien, pero nos reímos que no veas.

Todo en este lugar este extraordinario y el atardecer no iba a ser menos.

Llegamos al hotel de sal, cenamos caliente y nos fuimos a descansar a una habitación doble con camas separadas.

Te aconsejamos llevar un plástico de los que ponemos en las mochilas para la lluvia. Todo, incluyendo el suelo, es de sal en el hotel y en la habitación solo había una pequeña mesita. Vas a terminar con la mochila llena de sal igualmente, pero el plástico para apoyarla algo hace.

A eso de las 7:30 salimos en dirección al volcán Ollagüe, cada vez más cerca de la frontera con Chile.

Por este lugar atraviesa la ruta de ferrocarril de carga de Antofagasta a Bolivia, todavía en activo. Puedes aprovechar a sacar fotos curiosas en las vías de tren.

En este punto del tour nos fue inevitable recordar el viaje por Chile que hicimos meses antes. Esa mezcla de volcanes y lagunas entre paisajes que parecen sacados de otro planeta es un regalo para la vista.

Continuamos la ruta haciendo un alto en la Laguna Cañapa, una laguna de agua salada situada a una altitud de 4,140 ms.n.m.

A pocos minutos de Laguna Cañapa se encuentra Laguna Hedionda, el sitio donde paramos a almorzar. Su descriptivo nombre hace referencia al olor a azufre en el lugar que, aunque no es demasiado intenso, se deja sentir.

En las lagunas altiplánicas bolivianas puedes encontrar tres variedades de flamenco: chileno, andino y james. Nos explicaron cómo diferenciarlos por el color de las patas y picos, pero es una información que ahora no sabríamos precisarte.

La anécdota del viaje llegó cuando vimos a un grupo soltar a un pequeño flamenco en la laguna. Al parecer lo habían encontrado el día anterior desorientado en el salar, así que lo subieron al todoterreno, le improvisaron un lugar para dormir y se encargaron de él hasta poder soltarlo en su hábitat.

Quizá te preguntes el porqué de ese color del pequeño aventurero: las plumas de los flamencos no se vuelven de ese tono rosa-anaranjado hasta la edad adulta.

Después de la comida hicimos una pequeña parada en Laguna Honda.

Volvimos al coche y tomamos dirección a la Reserva Eduardo Avaroa. El paisaje volvió a cambiar drásticamente y Arnold nos fue adelantando que, tal y como estaba el camino, quizá al día siguiente no pudiésemos llegar a los géiseres.

Pasadas unas 2 horas de conducción por el desierto Siloli llegamos al Árbol de Piedra. Esta singular roca formada por la acción de los intensos vientos de la zona está considerada monumento natural, por lo que es tiempo de visita está limitado.

Uno de los animales que puedes observar en estas latitudes es la vicuña. Este camélido, primo hermano de la alpaca y la llama, está clasificado como dependiente de la conservación. Esto quiere decir que no se encuentra en riesgo inminente en cuanto a su supervivencia, pero únicamente gracias a las normas de protección que la salvaguardan.

Llegamos a la barrera que da acceso a la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa. Es en este lugar donde se paga la entrada, 150 bolivianos por persona.

Aquí encontramos uno de los paisajes más espectaculares del día: Laguna Colorada. Con una superficie de casi 60 km², se encuentra a una altitud de 4,278 ms.n.m, muy cerca de la zona en la que se pasa la segunda noche del tour.

Es lugar de cría para el flamenco andino, además de ser conocida por el tono que el pigmento de un tipo de alga le da a sus aguas.

Un espectáculo de color alucinante.

Terminamos el día tomando unas cervezas de sabores en un humilde negocio al lado del hospedaje. Fue uno de los mejores momentos, no solo por las risas, sino porque aquella familia tenía una chimenea y pudimos entrar en calor antes de pasar la noche más gélida que recordamos: -19º en un alojamiento sin ningún tipo de sistema de calefacción.

Esa noche nos pusieron vino para la cena. En realidad bebimos el nuestro y el de otro grupo que nos regaló su botella en vista del cachondeo que nos traíamos. Noche para el recuerdo.

Amanecimos no sé ni cómo. Las temperaturas de la noche habían sido extremadamente bajas y el alojamiento no estaba provisto de nada con lo que combatir la helada. Recuerda asegurarte un saco de dormir, con las mantas que tienen no haces nada.

Los presagios de Arnold se hicieron realidad. La nieve no nos iba a dejar llegar a los géiseres, así que hubo cambio de planes.

Hicimos una parada en la cara posterior de la Laguna Colorada. Es increíble cómo cambia la vista en un lado y en otro.

En este tour el paisaje cambia por minutos. Pasas de nieve con un espesor que te llega a las rodillas, a humedales, tierra, roca y sal en menos kilómetros de distancia de los que cabría esperar.

Continuamos el camino dejando las lagunas altiplánicas atrás mientras termina de amanecer.

En este preciso e idílico momento se detiene el todoterreno. Parece algo de la batería y, a pesar de los intentos, no consigue arrancar. En cuestión de minutos aparece otro vehículo de Salty que nos asiste en la avería. Momento para estirar las piernas con vistas incluidas.

Para lo que quedó de día tuvimos que ir a poca distancia de ese grupo ya que intercambiaron baterías por un fallo en nuestro alternador.

La verdad es que buscaron solución rápidamente y apenas perdimos tiempo. Punto para Salty.

Otro alto en el camino fue en este lugar del que no sabemos decirte el nombre ni la ubicación.

Si has leído nuestra entrada sobre la Isla del Sol, en el Titicaca boliviano, ya sabrás el amor incondicional que le tenemos a las llamas y las alpacas, así que este momento fue amor en vena.

Llegamos al Valle de las Rocas. Por aquí hacemos varias paradas para ver formaciones de roca volcánica erosionada, algunas con resultados muy curiosos.

Debajo puedes ver la llamada Copa del Mundo, el Camello e Italia perdida.

Es un sitio genial para tomar fotos.

También en este lugar podemos encontrar la yareta. Y te preguntarás qué es la yareta y qué hago ahí encaramada abrazando un arbusto.

Pues toma nota porque esto te puede ayudar y no sabes cuánto.

Algo que no hemos contado es que empecé con molestias en una muela un par de días antes de llegar a Uyuni. Esa molestia se convirtió en un dolor brutal durante el tour, probablemente debido a la altitud. La cosa es que Arnold, además de conductor, guía, fotógrafo y compañero, también es conocedor de las plantas que habitan la zona y de sus propiedades.

El segundo día me enseñó cómo conseguir la resina de este arbusto para aplicarla directamente sobre la encía y créeme si te digo que tiene un efecto analgésico increíble. Así que me volví adicta a esta droga natural.

Desde aquí también tengo que darle infinitas gracias a Rosa, que sé que nos lee, por los antibióticos y analgésicos. ¡No sabes cuánto bien hiciste!

Hicimos un alto en el camino para comer y llegamos a Laguna Negra. Esta parada no es habitual en los tours de 3 días, suelen hacerla en los privados de 4 días. Al no poder visitar los géiseres, la incluyeron en nuestra ruta y la verdad es que fue todo un descubrimiento.

También conocida como Laguna Misteriosa, para acceder a ella es necesario caminar un rato. El paisaje cambia repentinamente de un árido de roca rojiza, a un verde amarillento de riachuelos.

Es un lugar genial para dar una pequeña caminata por los alrededores y estirar las piernas.

Aunque son muy huidizas y expertas en camuflaje, puedes ver vizcachas entre las rocas. Estos roedores se encuentran en Bolivia, Perú, Argentina y Chile, donde pudimos verlos por primera vez.

La última parada fue en el Cañón de la Anaconda. Hay un estrecho saliente que permite tener una vista muy completa del río que le da nombre a este imponente lugar.

Ve con mucha precaución: el viento sopla fuerte y no hay nada que te proteja del abismo en la punta del saliente.

Llegaba la hora de volver a la civilización. Hicimos un alto en San Cristóbal, una pequeña localidad próxima a Uyuni.

A eso de las 18:00 llegamos a Uyuni. Volvimos con la ropa manchada por la sal, las retinas con imágenes increíbles grabadas, la mochila llena de vivencias y la pena de separar caminos con quienes fueron tan importantes en esta experiencia. ¡Hasta siempre, cuadrilla!

Nuestro autobús de vuelta a La Paz salía a las 22:00, así que tuvimos tiempo de tomar algo caliente y conectarnos a Internet para poder hablar con el médico de Mondo vía Whatsapp.

Confirmó que el tratamiento que Rosa me recomendó a base de antibióticos y analgésicos era el adecuado y me dio recomendaciones en caso de persistencia del dolor. Fue la primera vez (y ojala la última) en todos estos años viajando que tuvimos que contactar con el seguro y la respuesta fue inmediata y cercana.

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Ahora sí, puedes ir en paz 😜