Sun Moon Lake: recorriendo en bicicleta el lago más grande de Taiwán

Si lo que buscas en el Sun Moon Lake son vistas espectaculares y parajes únicos, puede que no sea el mejor destino para ti. Si lo que quieres es disfrutar de agradables recorridos fuera del bullicio de la ciudad, te contamos qué ver, cómo llegar y dónde dormir.

• Se trata del mayor lago de Taiwán, con unos 8 kilómetros cuadrados de superficie.
• Está ubicado prácticamente en el centro geográfico de la isla, a una altitud aproximada de 750 metros.
• Declarada como Área Escénica Nacional, es una de las atracciones que más visitantes recibe.

Llegué a Shuishe con la intención de visitar el lago en un día, hacer noche y marchar a la mañana siguiente. Pero, como suele ocurrir, una cosa es la intención que tengas y otra muy distinta lo que te puedes encontrar que, en mi caso, fue un día lluvioso y encapotado. En vista de que poco iba a poder aprovechar la visita, hablé con la dueña del hostel y alargué una noche más la estancia.

Para empezar a tomar contacto con el lugar, me acerqué al Visitor Center, situado en la calle principal (Zhongshan Rd.). No sabía cuál de las opciones escoger para recorrer la zona, ya que puede hacerse en ferry, en bicicleta, en autobús, en tours organizados. Al preguntar por los tickets para el ferry, el chico del mostrador me comentó entre susurros que podía comprarlos en la puerta a una (y solo a una) de las mujeres que los ofrecían. Me explicó con actitud “extraoficial” que, exceptuando la mujer que llevaba un gorro y un chaleco en el que debía poner queen, las demás no estaban autorizadas e iban a intentar timarme.

Le agradecí la información y salí en busca de la mujer del gorro y el chaleco sin tener muy claro si aquello que me había contado era estrictamente cierto o si la mujer a la que se refería iba  a medias con él, quién sabe. Resultó que todas las mujeres que ofrecían los tickets llevaban gorro y chaleco, como si se hubiesen aliado para diluir a la vendedora oficial entre tanto uniforme. Alguna se acercó a darme precios (pedían 300NT$), con estrategias de venta bastante agresivas, así que me decanté por hacerlo en bicicleta y olvidarme del tema (al final del artículo os dejamos el enlace a la página oficial donde podéis adquirir el Sun Moon Lake Pass y aseguraros la fiabilidad).

Fui a alquilar una bici a un pequeño local que se encuentra a la derecha nada más salir del Visitor Center, regentado por un matrimonio de unos 50 años. El chico del mostrador de información también me había advertido de que iban a intentar cobrarme 300NT$, pero que pagar 100NT$ era más que razonable. En un principio, el hombre del negocio solo me ofrecía bicis por 300NT$, pero al ver que no me iba a disuadir de mi convencimiento de bicis a 100NT$ o nada, me llevó a la parte trasera del local: “aquí están las de 100NT$”. Eran todas de paseo, con cestillo al frente, así que pensé “suficiente”.

No dejaba de llover y cada vez le quedaban menos horas al día, por lo que hice un pequeño recorrido por el pueblo y me acerqué al puerto para iniciar el primer tramo de la ruta. A las 18:00 devolví la bici y me fui a descansar.

Amaneció lloviendo de nuevo, con menos intensidad que el día anterior, pero el lago continuaba encapotado y había poca visibilidad. Era mi segundo día en Shuishe y no quería pasar más tiempo allí para poder seguir con la ruta por el país, así que volví al negocio de alquiler de bicicletas dispuesta a dar la vuelta al lago pasase lo que pasase. Le comenté al matrimonio mi intención:

– Quiero alquilar la bicicleta de ayer para dar la vuelta al lago.

– ¿Por qué quieres hacer eso?

– El qué, ¿dar la vuelta a lago?

– Sí.

– (silencio tipo no entiendo nada).

– Ven, te daré una mejor al mismo precio. Toma este plástico, te vendrá bien, está lloviendo. Lleva mucha agua y comida. Ten cuidado con la velocidad, por favor. Ve muy atenta en la carretera.

Pensé que podría ser que no estuviesen muy acostumbrados y les pareciera una heroicidad hacer una simple ruta en bici alrededor de un lago. También podría ser que estuviera a punto de enfrentarme a mi propio Tourmalet en una bici de paseo con cestillo.

Inicié la ruta desde el acceso del puerto. Había un montón de parejas chinas en bicis tándem. Pasados 3 kilómetros, una vez hecha la primera parada con visita al Centro de Visitantes Xiangshan (un pequeño museo y un centro de esparcimiento), las parejas chinas en tándem desaparecieron. Más tarde entendí que esas bicis eran parte de un tour que incluía paseo en bici hasta Xiangshan y bus para el resto de la ruta.

Continué bordeando el lago y cada vez era menos frecuente ver personas haciendo lo mismo que yo, no sé si por el tiempo que hacía o porque la mayoría elegía otras opciones más cómodas. La verdad es que, aunque la niebla persistía, ya había dejado de llover y el camino era ideal.

Sin previo aviso, el idílico camino que bordea el lago termina y me encuentro a mí misma empujando la bici monte arriba, por una rampa hecha para ese fin, eso sí. Paré en un mirador a consultar el mapa porque no daba mucho crédito a lo que estaba pasando. Entonces vi a un chico (la única persona que vería en este tramo y hasta el final del recorrido) bajar corriendo, con pinta de estar entrenando. Aquello empezaba a parecerse a un ultra trail y yo llevaba una bici de paseo y pantalón vaquero.

Pasados unos diez minutos, di a parar a una carretera. Era como las de puerto de montaña: doble sentido, curvas pronunciadas y más tramos empinados de los que me hubiese gustado, por lo que tocó acarrear con la bici en más de una ocasión.

En este punto termina la ruta que bordea el lago y todo lo que queda hasta el final es carretera. Tan solo llevaba recorridos 5 kilómetros, lo que significaba que me quedaban 25 más para completarlo.

Fue aquí donde recordé las palabras del hombre que me alquiló la bici: por qué quieres hacer eso. Si bien es cierto que había espejos en cada curva y que conducían con bastante precaución, se me quedaba pequeño el carril cada vez que coincidía en el espacio-tiempo con un autobús, que ya adelanto que fueron unas cuantas. Si las cuestas arriba eran tediosas, las cuestas abajo eran bastante potentes, así que mis zapatillas fueron tocando asfalto casi todo el recorrido.

Fui parando en las principales atracciones, como el templo de Xuanguang, Ci’en Pagoda y el Master Xuan Zang Memorial Hall. En estas atracciones había miradores y carteles indicativos de los montes y puertos que deberían verse enfrente; lo que veía yo era una espesa capa de niebla.

Entre visita y visita y parada técnica y parada técnica, se me echó el tiempo encima. Para cuando conseguí llegar a Yuchi, donde se encuentra el acceso al teleférico que te acerca a la aldea Itashao, todavía me quedaban 10 kilómetros hasta Shuishe y empezaba a anochecer.

Llegué a eso de las 18:00, casi de noche. Me dirigía entre exhausta y satisfecha a devolver la bici, cuando el matrimonio dueño del negocio me vio esperando a cruzar la carretera y el hombre me hizo un gesto como queriendo saber qué tal me había ido. Le dije “I did it”. Les di las gracias por los consejos y me fui a tomar un chocolate caliente antes de cenar y volver al hostel a lamerme las heridas.

• Shuishe se encuentra al noroeste del lago y podríamos decir que es la población principal de la zona. En sí misma no tiene mucho que ver: los alojamientos, el Seven Eleven y los pequeños negocios de alquiler de bicicletas se concentran en una misma calle.
• Si la visita al Sun Moon Lake te pilla en ruta y no tienes pensado pernoctar, dispones de consignas para guardar tu equipaje en el Visitor Center (Zhongshan Rd.).
• El Sun Moon Lake Pass te permite combinar diferentes transportes para visitar las atracciones más destacadas.