Taipéi, la cosmopolita capital de Taiwán

La moderna capital de Taiwán es resultado de la mezcla de la  cultura china y japonesa. La multitud de mercados nocturnos, los distritos neón y los barrios tradicionales, una vibrante vida nocturna y una sensación de seguridad sin igual la convierten en un destino por sí misma. Además, es una base perfecta para explorar la parte norte de la isla en excursiones de un día. Si estás pensando en viajar a Taipéi, te contamos nuestra experiencia.

• Hasta la década de los 90 fue considerada el “patito feo” de Asia, dado el rápido desarrollo industrial del país, el urbanismo anárquico y la congestión de tráfico. Hoy en día es una de las ciudades más modernas, ordenadas y con mejor calidad de vida de toda Asia.
• Es una referencia mundial  por contar con un moderno, rápido y eficaz sistema de transporte.
• Recibe cada fin de semana una avalancha de turismo asiático atraído por sus mercados nocturnos.

Tras una escala nada amigable en Pekín, aterricé en el aeropuerto de internacional de Taoyuan a las 11:40 de la mañana. Nada más llegar y recoger la mochila, me dirigí al mostrador de la Oficina de Turismo de Taiwán para obtener mi clave WiFi gratis. Sí, sí. Como lo oyes. Taiwán ofrece WiFi gratis al turismo que llega al país.

Con el subidón de estar comenzando el viaje, tomé el autobús que me llevaría al corazón de la ciudad.

La primera impresión al llegar a Taipéi fue que me había equivocado de destino; parecía que hubiera llegado a Nueva York: taxis amarillos, un skyline que quitaba el hipo y enormes carteles luminosos. Pronto me di cuenta de que aquella ciudad tenía algo que me iba a atrapar.

Estaba alojado en Ximending, el distrito de Neón: repleto de tiendas y cafeterías “cute”, Hello Kittys, Seven Elevens, Tortugas Ninja, perretes con mejor ropa que yo… y otros tantos estilos callejeros que no sabría definir (¿me estaré haciendo mayor?). Aquellas estampas merecían detenerse por algunas horas en cualquiera de sus agradables cafeterías y, simplemente, observar.

Después de aquella sobredosis de “cuquismo”, tomé el metro y me dirigí a la zona financiera. Centros comerciales, semáforos abarrotados de transeúntes y la omnipresente Torre 101 que se ubica allí con sus impresionantes 508 metros de altura.

Con el hambre haciendo mella, pensé que era hora de visitar el reclamo principal del turismo asiático que llega a Taipéi: los mercados nocturnos. En ese momento decidí que mi cena de cada día se basaría en cualquiera de esos bocados que se vendían en los puestos callejeros.

La mañana del segundo día comencé visitando el bonito 2-28 Peace Memorial Park, para después dirigirme al Memorial de Chiang Kai-shek. Este megalómano monumento contiene la estatua del expresidente taiwanés flanqueada por dos soldados que cada hora efectúan un cambio de guardia. La explanada que da acceso al memorial suele estar llena de bandas de música escolares, que lo mismo tocan algún himno patriótico, que se marcan una canción de Katty Perry a ritmo de trompeta.

Del memorial hacia el  oeste queda un precioso jardín botánico, antes de llegar al distrito Wanhua. Aquí puedes ver un barrio tradicional y visitar el templo Longshan. Un “Yayo  District” en toda regla para ver cómo echan el rato las personas mayores de Taipéi; lugar entrañable sin lugar a dudas.

Terminé mi día tomando el metro para dirigirme al mercado nocturno más grande: Shilin. Tan grande y abarrotado que es una parque de atracciones culinario.

Mi base hasta que llegase Naiara iba a ser Taipéi, de modo que pregunté en mi hotel si tenían disponibilidad para la prolongar mi estancia la noche del viernes y del sábado. En recepción me comentaron que el sábado estaba lleno y la noche del viernes disponible al precio de ¡2500 NT$! Mayúscula sorpresa, ya que había estado pagando 930 NT$ por día. Pensé que aquello sería algo puntual, hasta que me vi recorriendo todo Taipéi en busca de un alojamiento que no estuviera lleno o que no costara más de 3000NT$ la noche. Logré encontrar un humilde hostel a un precio más que razonable después de 4 horas vagando por la ciudad.

El resto del día lo invertí en subir hasta el Elephant Mountain para apreciar las bonitas vistas de Taipéi al atardecer con la enorme Torre 101 de fondo. Para terminar, como bien me había prometido el primer día, cené en el mercado nocturno de Raohe.

El tercer día opté por visitar la góndola Maokong. Es un teleférico con dos tipos de cabinas: la de suelo de cristal y la standard. La red tiene varias paradas: el Zoo de Taipéi, un templo y una bonita zona de montaña Maokong. Como no soy amigo de los zoos y el templo no me despertaba mucho interés, fui directamente a Maokong. Las vistas a la urbe son espectaculares y puedes realizar caminatas alrededor de cultivos, casas de té, riachuelos y miradores. Un bonito espacio para evadirte por unas horas de la vida en la ciudad. Volví en la góndola de suelo de cristal y tengo que decir que me lo pasé en grande.

Aprovechando el alcance de la gran línea roja del metro (MRT), terminé el día viendo el atardecer en Tamsui; un pequeño pueblo pesquero al norte de la capital. Con vistas al puerto, encontré una cafetería donde pude probar el mejor café de todo Taiwán, elaborado con mucho mimo por su anciano dueño. Como no podía ser de otra forma, también cené en su particular mercado nocturno.

Para el último día y antes de la llegada de Naiara, planeé un trekking por el Parque Nacional de Yamingshan. Tomé de nuevo la línea roja del MRT hasta Jiantan y después el autobús nºR5 que para en la entrada al parque. En la parada de Yamingshan me subí al shuttle bus 108 (rodea el parque) hasta Xiaoyoukeng, punto de partida de la caminata.

El trail comienza en el mirador desde donde se observa el enorme agujero en la montaña que emana espectaculares fumarolas. Después de las fotos de rigor ante semejante paraje, comencé la caminata que me llevaría a la cima del monte Qixing (‎1120m). Una ruta para todos los públicos; buena fe de ello daba la multitud de familias que visitaban el lugar. El camino a la cumbre, si bien estaba abarrotado al principio, una vez pasada la cima se despejó, dejando vacía la bajada por la otra ladera. Las vistas desde allí eran espectaculares y el descenso por la parte contraria te adentraba en un bonito bosque plagado de juguetonas ardillas. La ruta la encontré en la web del parque.

Volví a Taipéi (no sin antes pasar a cenar por el mercado nocturno de Shilin) y dormí como un lirón en la cama de Doraemon de mi hostel.

Al día siguiente fui a recoger a Naiara al aeropuerto y, al llegar a la ciudad, saqué todas mis dotes de cicerone-guía Free Walking Tour. Le di algunos consejos que me sirvieron en mi estancia en Taipéi y compartí con ella mis ubicaciones del Maps.me para cuando tuviese que recorrerla sola. No había tiempo que perder, sólo teníamos 8 días para estar juntos visitando la isla.

• Taiwán ofrece WiFi gratis para las personas extranjeras que visitan la isla. Puedes regístrate en la Oficina de Turismo situada en la zona de llegadas del aeropuerto, donde te darán tu usuario y contraseña. La red WiFi abarca todo Taipéi  y los principales núcleos poblacionales del país.
• Existe la posibilidad de hacerte con la tarjeta tarjeta contactless Easy Card. Sacarla cuesta 100 NT$ (reembolsable si la devuelves) y puedes cargarla en múltiplos de 100. A la venta en cualquier estación de metro o en convinience stores (7 Eleven, Fammily Market…). Con este sistema te ahorras el 20% de tus trayectos en metro y puedes usarla en la mayoría de medios de transporte como el tren, el bus, la góndola… También puedes pagar con ella en algunas tiendas y atracciones.
• Si tu visita a Taipéi cae en viernes o sábado, reserva el alojamiento (y te diría que también los transportes de larga distancia) con antelación. Si no has podido hacerlo y los precios están por las nubes, visita esos días otras zonas de Taiwán y vuelve  a Taipéi entre semana.
• Estás en el paraíso de los mercados nocturnos, aprovecha tu estancia para visitarlos y comer cada noche en uno diferente.