Hengchun: al sur de Taiwán

Esta localidad ha pasado de ser un destino de poco interés para la población taiwanesa, a un lugar de peregrinación en temporada alta en busca de buen tiempo y ocio de todo tipo.

• Guarda uno de los cascos históricos mejor conservados de Taiwán, manteniendo casi intacto gran parte del amurallado que rodeó la ciudad.
• Heng (lo que dura, lo que permanece) Chun (primavera). Podríamos traducir Hengchun como “eterna primavera”, algo que no es de extrañar ya que las temperaturas oscilan entre los 18 y los 30 grados desde diciembre a marzo y entre los 24 y los 32 grados de mayo a octubre.

Aparecí en Hengchun de rebote. En mi ruta por Taiwán había decidido no visitar el sur. La información que tenía es que todo lo que se podía hacer desde esta zona era visitar el Parque Nacional de Kenting. Ya habíamos estado en Taroko y pensé que era suficiente a nivel de visitar parques nacionales.  Además, el calendario iba en mi contra. Pero, una vez más, una cosa es lo que tú llevas en la cabeza y otra lo que acaba pasando.

Alojarme en Fin de Año por menos de 7.000NT$  iba a ser misión imposible en las grandes ciudades. Creí que yendo al sur tendría la posibilidad de conocer a alguien que estuviera en las mismas que yo. Y que no pasaría la noche sola viendo YouTube, eso también. En realidad, imaginé mucho menos de lo que finalmente me encontré.

Al igual que yo, muchas más personas no habían conseguido alojamiento a precios razonables. Así que, el 31 de diciembre, un éxodo de locales y gentes del mundo nos juntamos allí en busca de un techo. Merece recordar que al día siguiente, 1 de enero, el país estaría de fiesta, celebrando el aniversario de la fundación de la República de Taiwán. La demanda de alojamiento era brutal.

Aprovecho para decirte que, si tienes pensado pasar esas fechas allí, cambies dinero antes de que cierren por varios días y te lamentes por no no haberlo previsto.

A diferencia de otras localizaciones, ¡en Hengchun hacía calor!

De camino al alojamiento pensaba en la ducha que me iba a dar, en ponerme manga corta y las chancletas. El final de esta historia no te sorprenderá: no había nadie cuando llegué. Ni al llegar, ni pasados 5 minutos. Ni tampoco 10. Ni 20. Pregunté en los negocios de al lado a ver si alguien sabía dónde podría estar la persona que me daría acceso a cumplir mis fantasías y, finalmente, apareció.

La habitación era compartida no mixta, es decir, solo para mujeres. Cuando llegué no había signos de que hubiese nadie más allí, pero conté un total de 4 camas. Cumplí con todo lo que me había propuesto y salí a disfrutar de calzar chancletas y de la ciudad.

Parece una ciudad que durante una época quedó relegada a ser el punto de acceso a, pero que con el tiempo está sabiendo ver el potencial turístico y comienza a sacarle partido. Sus calles están llenas de edificios históricos restaurados, convertidos hoy en negocios de los de esos que terminan por gentrificar. Pequeñas pastelerías, cafés con estilo y hotelitos singulares. La juventud taiwanesa no duda en desplazarse allí por temporadas para conseguir pequeños trabajos y disfrutar del buen tiempo y la vida relajada.

Recorrer las calles es sencillo y muy agradable. Los principales puntos de interés se localizan en el centro y casi sin querer te los vas topando a medida que caminas.

Para ser sincera, diré que mi objetivo prioritario aquel día era tantear el ambiente, ver dónde podría estar la fiesta de fin de año definitiva y saber qué planes tenía la gente para aquella noche.

Decidí volver al hostel a no recuerdo bien qué y, casi a la par que yo, llegó la primera compañera de habitación. Comenzamos a hablar de qué pensábamos hacer y fue fácil adivinar que estábamos más solas que la una y que algo íbamos a organizar. Apareció una segunda compañera. Ídem. Ambas eran chinas y residían en Taiwán por estudios, así que en cuanto a resolver los cotidianos problemas con la barrera idiomática, me había tocado la lotería.

Como era de esperar, manejaban más información que yo y sabían que en la zona de playa de Kenting, la situada más al sur, iba a haber ambiente de celebración.

Los autobuses a esta localización salen desde la Hengchun Bus Station (Zhongzheng Rd., justo al lado del Seven Eleven) y tardan unos 45 minutos en llegar a destino.

No exagero si digo que cuando llegamos había miles de personas en la calle principal. Infinitos puestos de comida y espectáculos al aires libre eran la oferta del día. 

Cenamos como suele hacerse en esas celebraciones; como si no hubiera un mañana. Fuimos de puesto en puesto probando ostras con wasabi, setas en tempura, pollo, leche frita y me estrené con el tofu apestoso. Solo diré que no se me hubiera ocurrido mejor nombre para semejante “manjar”.

Después de habernos comido hasta las piedras, fuimos a la playa a seguir la noche y disfrutar de la pirotecnia que familias locales habían preparado.

La vuelta tocó hacerla en taxi, del que no recuerdo el precio, pero entre tres personas fue algo más que asumible.  Aunque, sinceramente, aquella noche mereció hasta el último dólar gastado.

• Localizado en el condado de Pintung, este municipio es la puerta de entrada al Parque Nacional de Kenting.
• La temporada alta para el turismo en la zona va de abril a octubre, tenlo en cuenta de cara a planificar tu visita.